Catherine

CATHERINE

Si hay un modelo de sociedad puritana, clasista y conservadora, esa es la inglesa.

En plena época victoriana la sociedad inglesa se caracteriza por una fuerte religiosidad, una rígida disciplina. Exacerbada por moralismos y acentuados prejuicios sociales, los valores de la era victoriana no podían ser más duros.

De la mente de Brontë nació este personaje: Catherine Earnshaw. Niña terriblemente malcriada, egoísta, prejuiciosa, mentirosa, y, por supuesto, profundamente enamorada.

Se puede notar en muchas ocasiones que Catherine es, por así decirlo, el modelo de rebeldía ante una sociedad tan inexpugnable como lo era la suya; Brontë refleja su rechazo hacia las normas sociales reinantes en ese momento, y lo hace mediante Cathy.

Catherine es caprichosa y cambiante, una muchacha de carácter energético. A pesar de que se vuelve tan salvaje como Heathcliff, esta pierde los valores de la libertad al estar con los Linton durante un tiempo, y se torna una muchacha tan convencional que roza la exasperación.

Movida por motivos de tradición, economía o simplemente despecho, se casa con Linton y es causante de la partida de Heathcliff y de su posterior retorno. Si bien Heathcliff es el motor de la historia, Cathy cumple un papel crucial a lo largo de la novela: todas sus decisiones influyen directamente en Heathcliff, haciendo que este se case con la hermana de Linton, Isabella.

En ella reposa el eslabón principal de la cadena de eventos que se desenvuelven a lo largo de la obra: tristeza, desengaño, felicidad, amor, muerte. Como ella lo dispone así, todo gira a su alrededor, incluso después de muerta.



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